El próximo 19 de diciembre, el cometa interestelar 3I/Atlas alcanzará su punto más cercano a la Tierra, ofreciendo a científicos y aficionados una oportunidad excepcional de observación. Este evento permitirá estudiar con mayor detalle su composición y trayectoria, marcando un nuevo hito en la exploración del espacio profundo.
El 3I/Atlas no pertenece a nuestro sistema solar y fue descubierto por el sistema ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System). Se trata del tercer visitante interestelar confirmado, después de los ya conocidos ‘Oumuamua y Borisov, lo que refuerza el interés por comprender el comportamiento de estos objetos que viajan desde otras estrellas.
Durante su paso por el perihelio el 31 de octubre, el cometa sorprendió a los astrónomos al duplicar su brillo y mostrar un tono azulado inusual. Los expertos señalan que este fenómeno se debe a la liberación de gases desde su núcleo, un proceso que ocurre cuando el hielo se convierte en vapor al acercarse al Sol, generando un espectáculo celeste digno de atención.
La visita del cometa 3I/Atlas promete convertirse en uno de los eventos astronómicos más esperados del año, despertando la curiosidad de observatorios y entusiastas de todo el mundo. Sin duda, su paso cercano representa una ventana única para estudiar materiales interestelares y conocer más sobre los orígenes del universo.
El cometa 3I/Atlas se aproxima a la Tierra
El cometa interestelar 3I/Atlas pasará a 270 millones de kilómetros de la Tierra, una distancia segura pero ideal para la observación científica. Agencias como la NASA, la ESA y el Observatorio Europeo Austral coordinarán estudios con telescopios, incluido el James Webb, para analizar su composición y trayectoria.
El fenómeno ha despertado interés por su aceleración no gravitacional, similar a la de ‘Oumuamua. Mientras algunos astrónomos atribuyen esto a la liberación de gases, otros, como Avi Loeb de Harvard, proponen teorías más especulativas sobre su origen, aunque sin pruebas concluyentes.
Además, se han detectado niveles inusuales de dióxido de carbono y trazas de níquel en su atmósfera. Más allá del espectáculo visual, el 3I/Atlas ofrece una ventana hacia el origen del cosmos, ayudando a comprender la formación y evolución de sistemas planetarios fuera del Sol.

