La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) pronosticó una temporada de huracanes en el Atlántico “superior al promedio”, con entre 13 y 19 ciclones tropicales con nombre, que podrían formarse entre el 1 de junio y finales de noviembre.

De esos sistemas, seis a diez podrían convertirse en huracanes, y entre tres y cinco serían de gran intensidad, es decir, de categoría 3 o superior, con vientos de al menos 178 km/h, según explicó Ken Graham, director del Servicio Nacional de Meteorología, durante una rueda de prensa desde Nueva Orleans.

“El año pasado tuvimos una temporada muy activa, pero esta podría igualarla o incluso superarla en intensidad”, advirtió Matthew Rosencrans, pronosticador principal del Centro Nacional de Predicción Ambiental de la NOAA.

Agregó que, históricamente, sus previsiones de mayo solo fallaron en 2017 y 2020, cuando los ciclones superaron con creces las proyecciones.

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Preocupación por recortes de personal en organismos meteorológicos

A pesar de los avances tecnológicos, la NOAA y el Servicio Nacional de Meteorología enfrentan una importante reducción de personal debido a jubilaciones y despidos promovidos por el Departamento de Eficiencia Gubernamental bajo la administración de Donald Trump.

Esto ha generado dudas sobre la capacidad del país para responder con eficacia ante fenómenos extremos. Algunas estaciones han limitado el lanzamiento de globos meteorológicos, fundamentales para recopilar datos atmosféricos que alimentan los modelos de pronóstico.

“La clave para los modelos de previsión es lograr que sigan llegando todos los datos”, explicó el investigador Phil Klotzbach, de la Universidad Estatal de Colorado.

Por su parte, James Franklin, exmeteorólogo del Centro Nacional de Huracanes, alertó que la pérdida de información, aunque mínima, podría marcar la diferencia entre una previsión acertada y una errónea.

Vijay Tallapragada, científico principal del centro de modelización de la NOAA, admitió que aún no se puede determinar con precisión si los modelos informáticos ya se han visto afectados, y que podrían pasar meses antes de saberlo con certeza.

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El cambio climático, factor clave en huracanes más destructivos

Aunque la cantidad de ciclones tropicales no necesariamente aumente, los expertos coinciden en que el cambio climático está intensificando la fuerza de los huracanes. La NOAA estima un 60 % de probabilidad de que esta temporada esté por encima de lo normal, un 30 % de que sea cercana al promedio y apenas un 10 % de que sea inferior.

Algunos meteorólogos comparan las condiciones actuales con las del devastador 2017, cuando surgieron tormentas como Harvey, Irma y María. Ese año, de una previsión máxima de 17 ciclones, se registraron exactamente 17, varios de ellos con una intensidad mayor de la anticipada.

Con la amenaza latente de tormentas más poderosas y un sistema de alerta debilitado, la temporada de huracanes 2025 plantea un desafío crucial para la seguridad de millones en zonas costeras.

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