Las recientes declaraciones del vocero militar iraní, Ebrahim Zolfaghari, han encendido las alarmas a nivel internacional. En una transmisión televisiva, advirtió que su país está listo para ejecutar “operaciones poderosas”, como respuesta directa a los bombardeos contra sus instalaciones nucleares.
Desde Teherán, las autoridades elevaron el tono contra Estados Unidos, responsabilizando al expresidente Donald Trump de iniciar un conflicto abierto.
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Durante su intervención, Zolfaghari advirtió que este acto de agresión marcaría el inicio de una represalia de gran alcance y con consecuencias que, según él, serían “lamentables e impredecibles”.
Para Irán, estos ataques violan gravemente su soberanía y representan una provocación inaceptable.
La respuesta, advirtió el portavoz, no solo buscará disuadir futuras acciones, sino también ampliará sus objetivos estratégicos a escala regional, lo que incrementa la tensión en Medio Oriente.
Irán advierte que responderá con fuerza al ataque de Estados Unidos
El Comando Unificado de Operaciones Khatam al-Anbiya también se pronunció ante los recientes hechos. En un comunicado oficial, advirtieron que este tipo de acciones podrían “abrir la vía a la extensión de la guerra en la región”, lo cual incrementa el temor de una escalada de mayor magnitud en Medio Oriente.
Aunque no se ofrecieron detalles específicos sobre el momento o la forma de la represalia, las autoridades iraníes señalaron que su respuesta será proporcional al ataque recibido. Además, adelantaron que contarán con el respaldo de sus fuerzas aliadas, lo que podría ampliar el alcance del conflicto hacia otros territorios.
El bombardeo ejecutado por Estados Unidos el pasado sábado contra las plantas nucleares de Fordow, Natanz e Isfahán, fue interpretado como una provocación directa.
Para Irán, este hecho simboliza una declaración de guerra y marca el primer acto de intervención militar de Trump dentro de sus fronteras.
Desde el inicio de las hostilidades el 13 de junio, la tensión no ha hecho más que crecer. Irán contabiliza más de 430 muertos, la mayoría civiles, y alrededor de 3.500 heridos.
Para Teherán, la participación directa del presidente estadounidense supone una peligrosa expansión del conflicto que podría involucrar a otras potencias globales.