En Honduras, miles de niños y mujeres viven en situación de vulnerabilidad por el abandono, abuso y violencia, pero solo una pequeña parte recibe apoyo.

Una de las instituciones que atiende a esta población es la Asociación Hogar Nazareth, ubicada en Comayagua, con 37 años de labor humanitaria.

El Hogar Nazareth: un refugio de amor

Este hogar sin fines de lucro brinda protección, salud, educación y apoyo emocional y espiritual a más de 140 menores y mujeres con discapacidades físicas o cognitivas.

Funciona gracias a donaciones nacionales e internacionales que suman unos 18 millones de lempiras anuales.

Entre las historias de éxito está Angie Guzmán, exresidente del hogar, ahora psicóloga y subinspectora de la Policía Nacional.

Como ella, otros jóvenes desarrollan sus habilidades personales, académicas y profesionales en un entorno seguro, con alimentación, educación y vivienda garantizadas.

El hogar también trabaja en la reintegración familiar cuando es posible, reconociendo que muchos menores provienen de entornos disfuncionales.

El funcionamiento del Hogar Nazareth depende de la solidaridad. Desde hace 25 años, la Asociación Nacional de Jarleros, un grupo de motociclistas, organiza actividades para recaudar fondos.

Una de las más destacadas es el HND Tour, un evento benéfico con conciertos que este año reunió a miles de personas en un centro comercial de Tegucigalpa. El grupo chileno Prófugos fue la banda invitada, y la actividad logró cumplir su meta de superar el millón de lempiras recaudados.

Televicentro, Emisoras Unidas y Rock & Pop también se sumaron a esta causa como parte de su responsabilidad social empresarial, poniendo a disposición sus plataformas para apoyar la recaudación. Lo recaudado se entrega íntegramente al hogar.

Cualquier persona puede contribuir con esta causa, dentro o fuera de Honduras, donando a la cuenta de Banco Atlántida 12 en 001655 a nombre de Asociación Hogar Nazareth o llamando a los números 2772-9097 y 9827-5679.

La misión del Hogar Nazareth representa una respuesta solidaria a una deuda histórica del Estado hondureño, que ha fallado en proteger a la niñez más desprotegida.

Sin embargo, gracias al compromiso de ciudadanos y empresas, esta obra sigue creciendo y transformando vidas.